Poema sobre la contrucción del Pantano de Alarcón

Poema sobre la construcción del pantano de autor desconocido. En él se resume todo el proceso que llevó a la destrucción del pueblo.

Cuando hicieron los estudios
del pantano de Alarcón,
todo el mundo se pensaba
que era una equivocación.

Pero se ve que el pantano
es una riqueza tal
que por mucho que se gasten
no se debe abandonar.

Por encima de la presa
pasará una carretera
que combine Mulatones
con el cerro de Tejeda.

En el cerro de Tejeda
se tiene que construir,
hospital, barrio obrero,
y cuartel de la guardia civil.

Una ermita y una fuente
y una casa principal
donde estén las oficinas
de la superioridad.

Ya se hizo el tramo aforos
que mucho les costaría,
y se le está dando fin
al túnel y a la “taguía”.

A la salida del túnel
se montará una central,
al que de su cuenta corra
le rendirá un capital.

Y sin que las obras cesen
con la presa principal
costara lo que costara
tendrán que continuar.

Una vez ya terminados
todos estos edificios
se harán las reclamaciones
de los daños y perjuicios.

Se abonarán los terrenos
que se queden embalsados
con arreglo a producción,
a contribución y pagos.

Y a las aldeas que inunde
el pantano de Alarcón
salvo terrenos y casas
tendrán su indemnización.

Y el pueblo de Gascas sufre,
padece y también acierta,
al decir que la salida
ya pronto se les acerca.

Y el día que el oficio llegue,
y les obliguen a salir
todos dirán con tristeza
hoy tenemos que partir

Ya ha llegado el oficio
hoy es un día de duelo
tenemos que salir de Gascas
los vecinos de este pueblo.

Pues es cosa muy triste
el hacer la despedida
de donde uno se ha criado
durante toda la vida.

Mas las reclamaciones
han sido todas en vano,
según dicen los jefes
de este maldito pantano.

Y el pueblo se lamenta
y tiene mucha razón
porque Gascas desaparece
del mapa de la nación.

Ya se visten de luto
caso muy serio
van a hacer la despedida
del cementerio.

Van por el camino
todos muy juntos
a hacer la despedida
a sus difuntos.

Y en la puerta del cementerio
van a hacer la despedida
la cosa más lastimosa
que se ha visto en la vida.

Ya están frente a la puerta,
y ya abren la llave,
ya empezaron los gritos
de hijos y de madres.

Buscan con gran anhelo
por la espesura
entre el tropel de la gente
las sepulturas.

Unos buscan a sus padres
otros buscan a sus hijos
otros buscan a sus abuelos
y otros buscan a sus tíos.

Y en aquel mismo momento
todos se oían llorar
en pensar que allí se dejan
esa triste soledad.

Y se arrojan llorando
junto a la tierra
sintiendo la salida
más que una guerra.

Se alejan del cementerio
todos muy juntos
sin poder olvidar
cada uno a sus difuntos.

Se dirigen a la Iglesia
con mucho desconsuelo
a rezar y pedir todos
por los vivos y los muertos.

Al salirse de la Iglesia
se van al ayuntamiento
a pedir con gran justicia
el traslado de sus muertos.

Y si no se lo conceden
están dispuestos a ir
a Montilla y a Albacete
y pasar luego a Madrid.

Una vez ya terminada
toda la reclamación
el pueblo se marchará
con mucha lamentación.

Unos cogen una manta,
otros cogen un talego,
otros cogen las alforjas
y se tiran por los pueblos.

Comidos por la miseria
y durmiendo en los corrales
sin poder tener noticias
de los hijos de los padres.

Y dicen que todo extraña
los recuerdos se quedan
y la sangre de Gascas
se extiende por toda España.